La Cultura Ica-Chincha aparece tras la caida del Imperio Huari (hacia 1.100 d.C.).
El eje de esta cultura se localiza el Valle de Ica, uno de los valles más extensos e importantes de la Costa peruana. Su capital fue La Cumbe.
En esta misma región, especialmente árida, se desarrollaron la cultura Paracas y su derivación, la cultura Nazca.
A la llegada de los españoles el Reino Ica-Chincha (Reino Chincha, como se le conoce habitualmente), era uno de los más prósperos y de gran prestigio, aunque su etapa más dinámica hacía tiempo que se había extinguido por efecto del demoledor paso imperial Inca por estas tierras. De hecho, el Señor de Chincha acompañaba a Atahualpa cuando éste fue capturado en Cajamarca. Era tal la importancia del Reino de Chincha en el Tahuantinsuyo inca que a parte de Atahualpa, el Señor de Ica-Chincha era el único curaca que iba en andas transportado con toda ceremonia. El resto de curacas se desplazaba a pie y con carga.
Antes de la presencia del Incario, el Reino Chincha tuvo gran esplendor basado en una intensa actividad comercial con territorios lejanos. Comerciaba con Quito y Puerto Viejo, en Ecuador, con Valdivia, en el Sur chileno; con el Cuzco y el Collao, ya en el altiplano andino.
El mercadeo en la Costa
Este gran desarrollo comercial desapareció cuando los Incas impusieron el control estatal.
Desde Puerto Viejo, Ecuador, se transportaban esmeraldas, oro y “mullu”, las conchas del molusco Spondylus. Este último elemento ya se utilizaba desde mucho tiempo atrás como un elemento de trueque y tenía caracter sagrado por cuanto se consideraba alimento preferido de las deidades y se ofrendaba en ceremonias para propiciar la lluvia, no solo en la Costa sino en el Altiplano.
martes, 13 de marzo de 2007
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